La terapia miofuncional se encarga de corregir los desequilibrios musculares y restablecer las funciones orofaciales (respiración, la succión, la deglución, la masticación y el habla) para favorecer el crecimiento del sistema estomatognático, proporcionando un correcto desarrollo de las funciones y en casos de tratamientos ortodóncicos evitar recidivas para que su efecto sea duradero.
¿En qué casos está indicada la terapia miofuncional? Cuando se detecta:
1. Deglución disfuncional.
Consiste en la colocación inadecuada de la lengua en el momento de tragar el alimento. La consecuencia es que los dientes se desplazan hacia delante causando maloclusiones, considerando muchas veces necesario un tratamiento de ortodoncia. Es entonces cuando se inicia una colaboración entre el ortodoncista y el logopeda.
2. Maloclusiones.
Presencia de desviaciones intra o intermaxilares, de los dientes, de las arcadas o ambas. Las mas frecuentes son la mordida abierta, sobremordida o mordida cruzada uni o bilateral.
3. Respiración oral.
Se habla de respiración oral cuando el paciente, de forma espontánea, ventila por la boca en vez de realizarlo por las fosas nasales durante la mayor parte del tiempo. La respiración oral altera el sistema estomatognático causando: paladar ojival, hipotonicidad de la musculatura orofacial, deglución disfuncional, ronquido y apnea del sueño, entre otros.
4. Succión digital, labial y del chupete.
La succión digital, labial o el uso prolongado de chupete es un mal habito oral que se adquiere en la infancia. Según la presión, frecuencia y duración en el tiempo, este mal hábito puede provocar: maloclusión dentaria, deformación y elevación del paladar, deglución disfuncional, respiración oral y alteraciones en la articulación del lenguaje, como por ejemplo sigmatismo.
5. Bruxismo.
El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes causando disfunción de la articulación temporo-mandibular (ATM).